miércoles, 24 de julio de 2013

Los zamoranos que participan en la JMJ nos dan su testimonio

El grupo de la Diócesis de Zamora que ha viajado hasta Brasil para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Río de Janeiro está viviendo sus últimas horas en Brasilia, antes de viajar a Iguazú y de trasladarse después a Río. Recogemos sus testimonios al partir.

Brasilia, 24/07/13. El grupo de 16 zamoranos pertenecientes al Camino Neocatecumenal que partió el pasado sábado 20 de julio de la capital y llegó el domingo 21 al aeropuerto de Brasilia, fue acogido allí con pancartas como puede verse en la fotografía. Después de acomodarse en las familias de las parroquias de la ciudad tal como estaba previsto, han participado en las misiones por las plazas y calles y han visitado el Seminario Redemptoris Mater, donde celebraron ayer la eucaristía.

En el momento en el que el Papa Francisco preside su primera eucaristía en Brasil en el Santuario de Nuestra Señora de la Concepción de Aparecida, los jóvenes y familias de Zamora continúan con la misión callejera. Dentro de unas horas partirán hacia Foz de Iguazú, donde podrán visitar las célebres cataratas.

Aprovechamos la ocasión para recoger algunos testimonios que ofrecieron antes de salir de Zamora, y que reproducimos a continuación. En ellos comentan lo que supone para algunos de ellos esta experiencia.

- “Para mí una peregrinación es como ir de ejercicios espirituales” (Tati, profesora y madre de familia).

- “Yo he tenido la suerte de asistir a muchas JMJs en mi vida, que me han ayudado en muchos momentos cruciales de mi vida, vivirlas junto a JP II, un santo, es una ocasión fantástica para convertirse” (Mª Jesús, profesora).

- “Hasta hace una semana pensé que no podía ir por una luxación en el hombro, pero gracias a Dios todo se arreglado” (Pedro, profesor y padre de familia).

- “La verdad es que yo por mí no iría, porque le tengo un poco de miedo al avión y eso, pero fui a la JMJ de Madrid y disfrute tanto al ver a tantos jóvenes unidos por las mismas creencias que dije: tengo que ir a Brasil. Y espero experimentar al Señor tan de cerca como en Madrid y volver transformado” (Pedro, estudiante).

“Ésta es mi cuarta JMJ y sé que por mucho que imagine qué vamos a vivir en Brasil, ni me acercaré a lo que sucederá. Espero conocer gente, personas que tienen una forma de ver la vida diferente a la sociedad en la que me desenvuelvo y que es más cercana a mis valores, ideas y pensamientos. Eso nos une y en mi caso considero que es algo cómodo, como estar en familia, dónde a pesar de los posibles desacuerdos sabemos que tenemos el mismo sentido de la vida, que vamos para el mismo sitio. Durante los últimos meses he experimentado en las relaciones que uno tiene a diario con los compañeros de trabajo, de piso, con ciudadanos, con amigos, etc., y entre ellos también, que no hay respeto por el prójimo, que antes que intentar hacer piña y llevarse bien lo que hacemos es poner zancadillas... Es una actitud en general que me hace reflexionar, ¿hasta cuándo nos maltrataremos entre nosotros?, ¿qué tiene que ocurrir para que cambiemos? Y todo esto me da pie para la frase del evangelio del día: venid a mí los que estáis cansados y agobiados que yo os aliviaré...” (Israel, policía).

- “Estoy viviendo estos momentos previos a la JMJ con una mezcla de sentimientos diferentes pero por encima de todo sé que es una experiencia de fe, de encuentro con el Señor y de Iglesia joven unida en torno al Sucesor de Pedro” (David, sacerdote).

- “No espero nada y lo espero todo. A ver, no es que esté ilusionado ahí de decir que me subo por las paredes, pero viajar a Brasil creo que es algo que sólo se hace una vez en la vida. A partir de ahí pues lo que Dios quiera. Seguro que el Señor me sorprenda, así que vamos a ver” (Alejandro, estudiante).

- “Ilusiones todas, la verdad. El tiempo de preparación para la peregrinación ha sido una espera ciertamente ‘dulce’, porque en Brasil nos espera Cristo, que es el único que nunca defrauda, y por eso ¡las expectativas son estupendas, pase lo que pase!” (Raquel, trabajadora).

- “Para mí las JMJs significan mucho en mi vida vocacional y ministerial. Cada una ha marcado un hito en mi historia. En el 97 en París yo ya había decidido entrar en el Seminario Mayor, y el Señor me confirmó esa elección. Justo antes de acudir a Colonia 2005 me habían destinado como formador al Seminario Menor y también ahí el Señor hizo su trabajo. En Madrid 2011 fue el descubrir que el buen pastor ha de dar su vida por las ovejas en medio de aquel silencio impresionante que se hizo en la Vigilia de Cuatro Vientos para adorar al Señor. ¿Y ahora Brasil? Es la primera JMJ fuera de Europa a la que voy a acudir y estoy ilusionado y contento, pero al mismo tiempo a la expectativa, como diciendo: Señor, ¿y esta vez, qué me querrás decir? Así que lo que Dios quiera. Por otra parte, doy gracias a Dios por los jóvenes de la parroquia, porque si no hubiera sido por su “gusanillo”, ahora mismo posiblemente no estaría escribiendo estas líneas” (José Alberto, sacerdote).

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