domingo, 13 de febrero de 2011

Su mañana es hoy


JOSÉ ALBERTO SUTIL LORENZO

Un fondo en tonos amarillos y ocres con reminiscencias africanas, un chaval pensativo, un plato vacío de comida que se convierte gracias al diseño gráfico en el pensamiento de ese chaval… Y un lema sugerente y provocador: «Su mañana es hoy». Así han llegado hasta nosotros el lema y el cartel de esta nueva campaña de Manos Unidas, que hace ya el número 52. Atendiendo al cuarto objetivo del Milenio, planteado por Naciones Unidas, este año se pretende que tomemos conciencia ante el dato alarmante de la mortalidad infantil. Nuestro obispo ha escrito largamente sobre esto en la carta pastoral que nos ha hecho llegar a todos. Llega el momento de que nos dejemos sensibilizar y tocar el corazón, llega el momento de que nos decidamos a favor de la vida, llega el momento en que luchemos y pongamos los medios para erradicar la mortalidad infantil de nuestro mundo. El escritor ruso Dostoievsky escribió sobre el sufrimiento de los niños, considerándolo el argumento más plausible a favor del ateísmo: «Si es necesario que todos sufran para comprar con los sufrimientos la armonía eterna, ¿qué tienen que ver los niños con ello?». Ahora la pelota está en nuestro tejado, de nosotros depende que, como recordó el concilio Vaticano II, revelemos a Dios en vez de velarlo y obscurecerlo. ¿Alguna vez nos hemos preguntado de verdad por qué el Señor Jesús se acercó a los niños? En Occidente, hemos llegado a acostumbrarnos a que el niño sea poco más o menos que «el pequeño dictador», como ha titulado un libro sobre el tema Javier Urra, famoso psicólogo y defensor del menor. No ocurre así en otras partes del planeta, ni tampoco en tiempos de Jesús. Al dejar que los más pequeños se acerquen a él, el Señor rompió una vez más las barreras sociales para recordar la dignidad absoluta de cada ser humano. En la ingenuidad, esperanza e ilusión de los niños, el Señor retrató las condiciones para acoger el reinado de Dios en la propia vida, rompiendo con ello las barreras religiosas y los esquemas mentales de todos los tiempos. Por eso, su mañana es hoy, porque si hoy no nos ocupamos de ellos, no habrá mañana. Dicen los especialistas en duelo que lo más duro es precisamente que unos padres sobrelleven la muerte de alguno de sus hijos. Quizás las palabras del salmo 130 nos ayuden a poner nuestro granito de arena en esta Campaña de Manos Unidas. «Señor, mi corazón no es ambicioso, ni mis ojos altaneros; no pretendo grandezas que superan mi capacidad; sino que acallo y modero mis deseos, como un niño en brazos de su madre. Espere Israel en el Señor ahora y por siempre». Su mañana es hoy.

La Opinión-El Correo de Zamora, 13/02/11.

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