domingo, 2 de enero de 2011

Los ojos del corazón


JOSÉ ÁLVAREZ ESTEBAN

Este comentario, ya en la órbita del Año Nuevo, se hace complicado, no tanto por la escasez cuanto por la acumulación. Apenas si se han silabeado los deseos de paz, calientes aún las felicitaciones, reponiéndose todavía algunos de la abigarrada y estruendosa liturgia de fin de año, ya andamos a paso ligero por la senda del 2011. Pretender que las cosas cambien o simplemente se dulcifiquen los problemas con el simple sonido del carillón del reloj de la Puerta del Sol es empresa poco menos que imposible. Se trasladan al nuevo año problemas y preocupaciones, esperanzas y desesperanzas saltan al unísono, todo va girado y con matasellos de actualidad, todo con los mismos remitentes e idéntico destino.

Leo ese buen deseo, como de felicitación y augurio navideño, de San Pablo a los cristianos de Éfeso, me estrujo los sesos para entender lo de «iluminar los ojos del corazón» y trato de clarificarme. Parece ser que los problemas hay que verlos y afrontarlos. El mundo es el que es, pero no sin nosotros, no sin Dios. «El mundo tiene necesidad de Dios» es el título con que algunos han encabezado el mensaje de Benedicto XVI ante la Jornada Mundial de la Paz del primero de enero. El Papa, en su línea de clarividencia, hace una exégesis actualizada de lo que significa tener los ojos del corazón bien abiertos: «no vivir replegados sobre sí mismos y sobre los propios problemas, encontrar respuestas a los interrogantes sobre el sentido de la vida, conquistar valores y principios éticos duraderos». Animo a leer ese mensaje que habla sobre la libertad religiosa, del derecho a la vida, de la familia como «la primera escuela de formación y crecimiento». Vuelve el Papa a incidir sobre esas que llama «formas sofisticadas» de hostilidad religiosa en un Occidente que pretendemos sea patria de las libertades y que conducen a «fomentar el odio y el prejuicio y a perder el contacto con el precioso patrimonio espiritual de Occidente».

Pasada ya la solemnidad de la Sagrada Familia, coincidiendo con este 2º Domingo de Navidad, las familias cristianas se dan cita en Madrid para un encuentro que es de celebración sí, pero también de compromiso y de reafirmación. Ya verán las lindezas con las que los «progre» de turno saludarán el evento. No es momento propicio para romper lanzas por la familia. Muchos reniegan de ella para buscar luego ansiosamente cómo compensar vacíos y revestir sus nuevas relaciones. ¿Qué se puede ganar con el cambio?, ¿cómo jugar al amor cuando se deterioran las relaciones hombre-mujer, padres-hijos? Bueno sería que el nuevo año, aligerado en los bolsillos, llenase el corazón de esperanza, iluminase los ojos del corazón. Algo tendrá que ver en el envite la estabilidad y el elemento emocional de la familia, mucho ayudará el dulce estímulo de la paz. ¡Feliz 2011!

La Opinión-El Correo de Zamora, 2/01/11.

No hay comentarios:

Publicar un comentario