lunes, 22 de noviembre de 2010

Diario de la cruz (y el icono) en Zamora


JOSÉ ALBERTO SUTIL

Querido diario, o mejor, querido Dios, porque tú, Señor, eres el dueño de nuestras horas y nuestros días, en ti vivimos, nos movemos y existimos. Escribo estas líneas todavía con la resaca de la cruz de los jóvenes y del icono de María a su paso por nuestra querida diócesis de Zamora. Habíamos preparado todo con ilusión y esmero, pero los acontecimientos han superado todas nuestras expectativas. Tú has desbordado, Señor, todas nuestras previsiones. Desde que el pasado miércoles por la noche llegaste a nosotros por Benavente, de manos de nuestro paisano Don Julián, obispo de León, y sus jóvenes, hasta que tomaste el rumbo a Cuenca. Ha sido bendición tras bendición, gracia tras gracia. ¿Cómo no recordar tu cruz plantada en medio del Campus «Viriato», en el nuevo areópago del saber y de la cultura? ¿Cómo no recordar que tú dabas sentido al rosario de experiencias que se fue desgranando en el centro de rehabilitación de alcohólicos «El Chafaril», donde de la mano de Cáritas diocesana pudimos descubrir lo que nuestro obispo Don Gregorio ha llamado «la otra Zamora»? ¿Cómo olvidar la emoción de Toro y su alfoz porque la presencia en la calle de sus patronos, la Virgen del Canto y el Cristo de las Batallas, señalaban lo singular de este acontecimiento? ¿Cómo no sonreír ante esa cruz que chavales y chavalas de clase de religión dibujaron con sus cuerpos en Benavente, renovando en sus vidas la magia de la fe? ¿Cómo olvidar aquella noche del viernes, ¡toda la noche en oración!, a los pies del bendito Cristo de Morales? ¿Te acuerdas el sábado del rosario de la aurora de los peregrinos compostelanos, y de la oración de Zamora entera ante tu cruz y ante el icono de tu madre en Santiago el Burgo, y de la visita al Colegio «Virgen del Yermo»? ¿Y qué me dices del acto con las cofradías y hermandades zamoranas, con la gente volcada en las calles, y en especial en la Plaza Mayor, para vibrar al ritmo de su Semana Santa? ¿Y la oración joven «Adoremus», el sábado por la noche, recorriendo tus ojos, tus pies, tus manos, tus labios? Por eso, cuando el domingo os despedíamos a ti y a tu madre, Señor, en aquella eucaristía multitudinaria en la Catedral, teníamos el corazón en un puño… Ha sido todo tan gozoso, tan bonito, tan emocionante, tan real, que al quedarnos cada uno con la cruz de cada día, sólo podemos darte gracias y seguir caminando. Nos esperan los 1500 peregrinos que vendrán a Zamora en agosto del 2011 y la celebración de la JMJ. ¡Y de Madrid, contigo! ¡De Madrid, al cielo!

La Opinión-El Correo de Zamora, 21/11/10.

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