sábado, 7 de noviembre de 2009

José Javier Esparza muestra los retos de la clase de religión ante lo políticamente correcto


La segunda jornada del III Congreso Regional sobre la Enseñanza de Religión en la Escuela, que se celebra desde ayer en Zamora, ha comenzado con una conferencia del periodista y escritor José Javier Esparza, que ha hablado sobre el pensamiento único, lo políticamente correcto y la clase de religión.

Zamora, 7/11/09. Con el lema “Otra forma de mirar”, comenzó ayer en Zamora el III Congreso Regional sobre la Enseñanza de Religión en la Escuela, que cuenta con la participación de más de 500 congresistas de toda Castilla y León, y que terminará esta misma tarde.

La primera ponencia ha estado a cargo de José Javier Esparza, licenciado en Periodismo y doctor en Ciencias Políticas y Sociología, periodista y escritor, crítico de televisión y director del programa “La estrella polar”, en la Cadena COPE. Fue presentado por el obispo de Palencia, José Ignacio Munilla, que llamó a los asistentes a “tener una capacidad crítica ante la sociedad, ante la cultura que estamos viviendo” porque, como explicó, “la dictadura del relativismo se está disfrazando bajo la capa de la libertad”.

Esparza comenzó su intervención señalando que el pensamiento único “es la ideología que nos envuelve”. El pensamiento único o lo políticamente correcto, como se refirió indistintamente para referirse a un mismo fenómeno, los definió como “esa especie de tiranía sorda que se extiende por todas partes, obligando a no salirse de ciertos límites. Está caracterizado por su vacuidad intelectual, por su ausencia de profundidad”.

En cuanto a su relación con la enseñanza religiosa escolar, el ponente explicó que “el pensamiento único pretende imponerse en las conciencias con el rigor y la exclusividad que en otros tiempos reclamaron las religiones”. Para Esparza, “en los últimos años se ha impuesto una auténtica tiranía sobre las conciencias, y el término tiranía no es exagerado. En el mundo del periodismo, uno puede llegar a perder su puesto de trabajo”.

Además, “no puede decirse que sea una moda frívola, sino que es la gran ideología que aspira a convertirse en norma rectora de las conciencias. Podemos hablar de una religión laica, que pretende desmontar las otras cosmovisiones. Pretende ser una alternativa a la religión, a todas las religiones”.

Una de las concreciones más importantes de la corrección política es “la inversión de la moral tradicional. Y es la primera vez que desde los poderes públicos se abandera una operación así”. Al final se convierte en una ética de postrimerías. José Javier Esparza explicó que se trata de “una ideología de sustitución, aplicada no a lo económico, sino a la moral y a la vida ordinaria. Yo lo llamo ‘ideología de cancelación’, porque el progreso exigiría cancelar todos los obstáculos procedentes de la tradición. Hay que cancelar los vestigios de un mundo retrógrado y oscuro, formado por conceptos como patria, familia, identidad… y, cómo no, también religión”.

Esto es algo que le interesa mucho al poder establecido, porque “se crea una sociedad de átomos, que siempre será más aprovechable para el consumo”. Por eso, “la enseñanza de la religión es un obstáculo, y de los más serios, para el triunfo de esta ideología de la cancelación. La enseñanza religiosa ofrece un horizonte más allá del poder vigente, un más allá tras la muerte, unas normas morales, un vínculo a una identidad y una tradición”.

José Javier Esparza afirmó en su ponencia que “quien cree en Dios, quien orienta su vida de acuerdo con la fe, es un pésimo ciudadano para la ideología de la cancelación, un peligro para el desorden establecido. Defender la enseñanza de la religión es algo muy políticamente incorrecto”. Y señaló: “querer acabar con la enseñanza religiosa escolar es vulnerar un derecho fundamental”.

Incluso llegó a hablar en términos de eficacia cuando dijo que “el proyecto de lo políticamente correcto, en lo moral, está arruinado, no funciona, no transmite principios eficaces”. En la conclusión a su ponencia afirmó que “éste es el tema de nuestro tiempo. Sin los principios que se deducen de nuestra tradición religiosa, esto se hunde”.

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